En las últimas semanas, hemos visto cómo una alarmante serie de ciberataques que han afectado a algunas de las empresas más grandes y reconocidas en España.
Entre ellas, las más recientes han sido entidades tan conocidas y dotadas de recursos como la Dirección General de Tráfico (DGT), Ticketmaster, Telefónica, Banco Santander, Iberdrola y Decathlon España. Estas noticias dejan al descubierto los puntos débiles en los sistemas de seguridad de las empresas.
En el caso de la DGT, más de 34 millones de usuarios se vieron afectados cuando datos sensibles como nombres, direcciones, detalles de vehículos y números de matrícula fueron comprometidos y puestos a la venta en el mercado negro.
Ticketmaster sufrió un ataque parecido, sobre datos de 500 millones de usuarios, incluyendo nombres, direcciones físicas y detalles de las tarjetas de pago, robados y potencialmente utilizados para realizar compras fraudulentas o venderse a terceros.
Telefónica y Banco Santander también fueron atacadas, exponiéndose la información de contacto y datos personales de clientes y empleados a ataques de phishing y otras formas de fraude electrónico.
Iberdrola y Decathlon no fueron la excepción, los ciberdelincuentes accedieron a los datos personales y de contacto de cientos de miles de clientes y empleados.
Estos ataques generan graves riesgos financieros para los afectados y hacen que desconfiemos como usuarios o empleados de las instituciones, por grandes que sean, que tienen que hacer los deberes urgentemente en cuanto a ciberseguridad se refiere.
Hace unos años, el ataque a la agencia de citas Ashley Madison hizo gracia a todos menos a sus afectados. Los pobres clientes de esta agencia, animados a “tener una aventura” vieron cómo sus datos se publicaban en la Deep web y así quedaban expuestos cientos de potenciales infidelidades.
En aquel momento no estábamos acostumbrados a ver este tipo de noticias, lo que junto a la morbosa estrategia de la agencia hizo que esbozáramos una sonrisa al leerla.
Desde entonces, la frecuencia y sofisticación de estos ataques va en aumento, y más nos vale que las empresas y las grandes entidades se pongan las pilas e inviertan en soluciones de seguridad potentes para prevenir futuras vulnerabilidades.
Empresarios, usuarios, clientes, de grandes o pequeñas corporaciones, todos debemos adaptarnos para que nuestra identidad y nuestros datos queden protegidos.
¿Y tú? ¿Proteges la seguridad de tu empresa o aún te la juegas?